A lo largo de unos 60 kilómetros, en la provincia de Almería, se extiende la Sierra de los Filabres, un macizo montañoso que abarca en totalidad una superficie de 151.000 hectáreas. Toda esta grandiosidad natural constituye el límite sur del Valle del Almanzora y se ubica a las puertas del desierto de Tabernas ofreciendo unas montañas ideales para los turistas y deportistas amantes de la naturaleza.
En esta tierra donde se han cruzado culturas milenarias, pueden encontrarse 18 municipios con más de 15.000 habitantes. Dentro de estos lugares están: Albanchez, Alcóntar, Alcudia de Monteagud, Bayarque, Bacares, Benitagla, Benizalón, Chercos y Cóbdar.
Los otros municipios que integran la Sierra de los Filabres son Gérgal, Laroya, Líjar, Macael, Serón, Sierro, Suflí, Tahal y Lubrín. Estos pueblos se caracterizan por sus cuestas interminables y por picos que superan los 2.000 metros de altura.
La Sierra de los Filabres goza de un legado histórico que en la actualidad aún es posible disfrutar. En sus espacios quedan los restos del cruce de culturas que ocurrieron desde la prehistoria y se fueron transmitiendo de generación en generación.
A lo largo de la zona se encuentran yacimientos prehistóricos, además de restos de acueductos romanos y construcciones como castillos árabes. Sin embargo, la región no ha escapado al desarrollo de la civilización y la tecnología, por lo que también se pueden encontrar estructuras vanguardistas.
El Observatorio Astronómico de Calar Alto o Complejo Astronómico Hispano-Alemán, que se administra junto con el Instituto de Astrofísica de Andalucía, es una muestra del progreso que ha llegado a la región.
La Sierra de los Filabres destaca en Almería como un rincón que impacta con sus incontables encantos, donde hay espacios tanto para los amantes de la aventura al aire libre, como para quienes desean descansar en un lugar de paz y tranquilidad. Sus magníficos paisajes rodean los pueblos enclavados en las montañas que con el transcurrir de los años han ido moldeando una identidad particular, con tradiciones culturales que se han mantenido en el tiempo.
La Sierra de los Filabres se caracteriza, entre otras cosas, por la gran cantidad de pueblecitos con pocos habitantes y con grandes costumbres. Algunas de estas pequeñas localidades son Urrácal, Somontín, Sierro, Castro de Filabres, Alcudia de Monteagud, Laroya, Tahal y Bacares, entre otras.
Otra característica notable tiene que ver con los atractivos turísticos de la región, donde la naturaleza, la gastronomía, la cultura y las tradiciones se conjugan para hacer de la Sierra de los Filabres un destino ideal para escaparse. En la Sierra de los Filabres contrastan paisajes de lo más diverso, rutas ideales para practicar senderismo, espacios mágicos para andar a caballo y panorámicas repletas de bellezas sin igual. Cualquier época del año es perfecta cuando se quiere visitar la Sierra de los Filabres y alojarte en una de sus casas rurales.
Dentro de los sitios destacados de la región se encuentran Las Menas, que desde finales del siglo XIX, sirvieron para explotar minas de hierro, lo cual le dio la oportunidad de alcanzar un alto desarrollo, con plaza de toros, oficinas, hospital y otros, pero desde mediados del siglo XIX comenzó a despoblarse y se convirtió en un pueblo fantasma.
La Sierra de los Filabres es rica en vegetación de diferentes especies. Cuenta con más de 60.000 hectáreas sembradas de pinos carrasco, silvestre, laricio y negral, así como encinas, quejigares y alcornocales, que purifican el aire a lo largo de sus diferentes pueblos.
Asimismo, los bosques y los matorrales se han seguido extendiendo paulatinamente y sus plantas aromáticas acompañan las rutas de los miles de viajeros que cada año visitan la región.