La primitiva iglesia fue la antigua mezquita islámica adaptada al nuevo culto, pero quedó destruida con el terremoto de 1522, mientras que la reedificada sufrió la destrucción morisca en el año 1568.
El nuevo templo se retrasó casi hasta mediados del siglo XVII, reducido a una sola nave, sacristía y campanario con espadaña. La recuperación económica del siglo XVIII y el aumento poblacional obligan a incrementar la capacidad con una tribuna a los pies y la ampliación de la cabecera.
En el altar destaca la figura de San Agustín, patrono del pueblo, devoción posiblemente relacionada con el cercano Convento de los Agustinos de Huécija.