El Castillo de Líjar es, probablemente, uno de sus elementos más distintivos y característicos.
A simple vista, el castillo parece recién construido, y es porque se levantó en el año 2005, siendo el último castillo construido en Europa, lo que lo hace tan llamativo.
Fue construido por dos albañiles de la localidad, quienes se aseguraron de dejar su nombre grabado en una placa que adorna las inmediaciones del castillo.
Se construyó precisamente porque a un grupo de habitantes les parecía insólito que una ciudad que fue capaz de declararle la guerra a una potencia europea como es Francia, no tuviera ni una sola construcción defensiva, militar o bélica.
Es una verdadera joya arquitectónica, muy bien conservada y de gran atractivo turístico, que pone nuevamente a Líjar en la mira de estudiosos, turistas y visitantes.
Junto al Castillo de Líjar fue construida su torre, que se erige con 7 metros de altura. Esto permite que la torre sea vista desde cualquier punto del pueblo, pero también que desde la torre se puede acceder a las mejores vistas de todo el pueblo.
Los habitantes del pueblo, así como las instituciones públicas y privadas, se han encargado de mantener la torre y el castillo en el mejor estado posible, pero también sus alrededores, construyendo caminos empedrados para su acceso, que le aportan una gran belleza.